¿En realidad había alguien
detrás de tus letras?
¿Será que ciertamente
estuviste en mi mundo?
Comienzo a creer que no,
que fuiste producto de
mi imaginación,
que nunca hubo nadie
conversando conmigo.
Quizás mi mente me
hizo una jugarreta
y me hizo creer
tu existencia, que eras real,
que existías aunque sea
en otro tiempo y en otro
espacio...
Mi mente te inventó
y mi corazón te creyó...
Por eso te sigo esperando
sentada en un rincón...