miércoles, 11 de abril de 2012

Apareces de pronto,
sin previo aviso,
como si caminaras de
puntillas para que no
te escuchara llegar.
Unas cuantas palabras
hicieron su cometido,
te trajeron sin permiso
a mi conciencia y contigo
los recuerdos zurcidos
del tiempo antiguo.
Y no sé si los quiero
de regreso interrumpiendo
mis amaneceres tranquilos,
trayendo palabras que no tuvieron
asidero real alguno...
Y aún con la reticencia
con la que se arma
mi cerebro,
el corazón me hace una
jugarreta, pero con plena
convicción de saber
que nada es cierto...

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