Quiero hablar contigo,
escuchar tu voz,
el canto de tu risa.
Pero me autoimpongo
una muralla que no me
permite cumplir mi deseo.
Sólo sé que se me desvive
el corazón por tenerte cerca
y mi razón se interpone borrando
los senderos que me puedan
llevar hasta tu presencia.
Y mientras tanto... tu imagen se
vuelve fuerte al mismo tiempo que
se desdibuja en la distancia.
En el espacio entre tu y yo
sólo viven los ecos de los
días antiguos, de las palabras recordadas.
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