martes, 29 de enero de 2008

Imposible.

Me enseñaron que esa palabra en realidad no existe, que no hay nada imposible, sólo cosas que cuestan más trabajo que otras.

Pero contigo mi vocabulario se ha extendido y ha incorporado esa palabra hasta hacerla parte de mi existencia.

Pero simplemente no sé como manejarla, no sé como digerirla, se sale de mi comprensión. Y mi corazón no la acepta, por más que se la trate de marcar se resiste; lucha solitariamente, porque yo lo abandoné en el momento en que esa palabra se coló en mi vida.

Y me duele verle resistirse tan tercamente, me cansa que él extrañe sin ser extrañado.


Y por sobre el tonto corazón lo único que brilla es la palabra Imposible, pero él no la ve.

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