Pero en medio de las lágrimas y el silencio, comprendí que no había sonado la última nota de la sinfonía de mi vida. No. Es tan sólo un compás de espera, uno que me permite volcarme en mí misma para atesorar las lecciones aprendidas.

Es tan sólo una suspensión entre notas, el breve espacio de silencio entre la terminación de una y el comienzo de la otra, instante suspendido en el tiempo que me permite visualizar mi pasado, mi presente y mi futuro.
Y he descubierto que en el hoy y en el mañana siguen brillando mis sueños cual estrellas, que mis más recónditos deseos estan tan sólo adormecidos esperando el instante mágico para florecer.
Es tan sólo un compás de espera, el final todavía no puede ser tocado, no puede ser escuchado mientras yo siga de pie, creyendo firmemente que el sol vendrá de nuevo a mi encuentro y con sus tibios rayos borrará todo sendero lacrimoso grabado en mi tez.
Sí, lo reafirmo, es tan sólo un compás de espera: ¡mi corazón volverá a vibrar otra vez!
1 comentario:
Qué bueno que todavía pienses de esa manera. Pero… si vas a perderte, que sea con la música sonando en la inconciencia, o mejor dicho, en un dulce letargo. Un letargo de esos en las horas de sueño, o quizá, de ensueños…
Es como dices, un Compás de Espera, la quietud que viene del otro lejano lado de la orilla del mar…
Publicar un comentario