Por un momento me despegué del suelo y las alas de la ilusión comenzaron a florecer, me obligué a estar atada a tierra firme pero tímidamente mis pies se alzaron unos cuantos centímetros.No fue más que eso: centímetros, porque pronto legó la realidad, disfraza de hielo, a cortar las incipientes alas que aún no se habían siquiera desarrollado.
Es una lección más: es mejor no tener alas, permanecer en tierra y estar atada a la realidad me envuelve, así no se me hacen nudos en la garganta y las lágrimas no se escaparían de sus depósitos escondidos.
No lo puedo negar: la ilusión era dulce... lástima que se desvaneció tan rápido como nació.
1 comentario:
Las ilusiones nacen siempre con el afán de segur adelante… el tiempo aporta el apoyo para que inicien todos los elementos para la felicidad…
Abrazos…
Raf…
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