martes, 18 de noviembre de 2008

Alas rotas

Por un momento me despegué del suelo y las alas de la ilusión comenzaron a florecer, me obligué a estar atada a tierra firme pero tímidamente mis pies se alzaron unos cuantos centímetros.

No fue más que eso: centímetros, porque pronto legó la realidad, disfraza de hielo, a cortar las incipientes alas que aún no se habían siquiera desarrollado.

Es una lección más: es mejor no tener alas, permanecer en tierra y estar atada a la realidad me envuelve, así no se me hacen nudos en la garganta y las lágrimas no se escaparían de sus depósitos escondidos.

No lo puedo negar: la ilusión era dulce... lástima que se desvaneció tan rápido como nació.

1 comentario:

Raf dijo...

Las ilusiones nacen siempre con el afán de segur adelante… el tiempo aporta el apoyo para que inicien todos los elementos para la felicidad…


Abrazos…

Raf…