pero no me haces
escribir...
El lapicero se queda

inerte entre mis dedos.
Otros hacen que
sucedan las dos cosas:
en mis labios
se dibuja la sonrisa
y mi corazón galopa
en medio de las letras...
En mi cabeza ronda
la pregunta si pasarás
de la sonrisa
a hacer que
la musa interna
despierte de su
ensoñación eterna...
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