lunes, 1 de diciembre de 2008

Guatemala en varias partes. (Parte III)

Al final el día de ayer estuvo bien, me quedé en uno de los grupos de capacitación (eran 3) y la gente fue amable conmigo. Me fui al hotel y quería quedarme dormida más que salir a comer, pero bueee la pancita gana, así que me armé de todas mis fuerzas y salí a buscar un restaurante cercano. Bien dicen que preguntando se llega a Roma, así que pregunté y la gente me salió amable, llegué al Café San Martín (y aunque con otro acento) la comida me recordó a las muchas veces que he ido con mis amigos a comer en estos restaurantes en San Salvador.
No fui la única en comer sola, parece ser que Guate es vsiitada por muchas personas que no llevamos "acompañante" jejejejejeejeje, por lo menos habíamos 3 comensales en la misma situación.
Definitivamente no me gusta comer sola. No es para mí. No se me da. Para mí el acto de comer no es sólo hacerlo automáticamente, implica el conversr con alguien, contar mi día y escuchar el día del otro (o los otros). Esto del inmenso silencio a mi alrededor me "ataranta", no que no pueda estar conmigo misma, claro que sí. Pero no mientras como. No me pregunten por qué... ¿Será queen realidad no puedo disfrutar de mi presencia nada más? No sé... Pero prefiero hacer etso acompañada. Esto fue especialmente cierto ayer por la noche, ahora por la mañana que fui a desayunar no me sucedió, quizás por el "corre, corre" con lo que lo hice.
Este día no fue agradable, me di cuenta que soy una mujer de 32 años con reacciones de niña de 16. Duele decir esta verdad, pero no la puedo ocultar con un dedo. Me quebré como débil rama y no pude contener las lágrimas frente a los "reclamos velados" que me hacían, me sentí impotente al saber que yo no podía responder nada de las cosas que se me achaaban como representante de mi institución... pero sobre todo, me sentí abandonada por mis superiores, ya que se proclamaba a los cuatro vientos que no se había informado de mi llegada ni mucho menos de la misión con la que me habían enviado... Y esta lluvia de reclamos duró hora y media, y yo sin poder articular palabra en mi defensa, por lo que las lágrimas de vergüenza al saberme no bienvenida comenzaron a rodarse de manera sutil, pero rodaron.
Y me dio cólera conmigo misma ¿por qué no me fui a llorar al baño?, o en todo caso ¿por qué no esperé a llegar al hotel para dar rienda suelta a toda la maraña de emociones que sentí? LLoré como niña escuelera frente al director que le reclama porque sus padres no se presentaron a la reunión...
¿Por qué soy tan débil? Me gustaría ser como mi madre que nunca lloró frente a nosotras después del abandono de mi padre! Al fin entiendo a mi madre cuando me decía "¡Témplese! ¡Las lágrimas no sirven de nada!" y es cierto... Al fin y al cabo, las recriminaciones injustificadas (o por lo menos mal canalizadas) terminaron. Pero me dejaron con el ánimo por los suelos, sentí que mi presencia allá era de todo menos agradable para los chapines.
Llegué a mi habitación en el Hotel y, aunque quería ese día conocer un centro comerical que queda cerca, mis ganas de salir se habían esfumado. Pero luego pensé que no era justo que mis planes se arruinaran por los inconvenientes! Así que me arreglé y me fui, otra vez preguntando, a un centro comercial donde me perdí y donde no pude subir las gradas al cuarto nivel por ser en voladizo (mi miedo a las alturas fur mayor que la motivación de la comida que encontraría arriba de ellas jajajajaja).
¡Pero salí! No me dejé amilanar! Bueno, al final y al cabo mi vida personal sigue sin baches profundos y tengo que aprender a separar esto de mi vida laboral... sino el caos sería total.
Ya sólo me queda el viernes... veremos que sorpresas trae el día.

1 comentario:

Raf dijo...

Bueno, primero que nada, perdón por no seguir ayer con la serie de comentarios (las prisas me vuelven un poco tonto).

En fin, estuve leyéndote hoy, y veo que después de todo tropezaste con esos pensamientos que se agolpan en tu mente… y sí, es la impresión de estar en cámara lenta. Todo gira, pero no lo hace, ni una pizca… Ni siquiera una fina lluvia podría hoy (o ayer) empapar tu alma. Pero, sé que hay días en que los que el dolor te derrumba, pero esperas paciente a que pase para volver a levantarte. Que te duelen los pequeños arranques de ira por malgastar fuerzas luchando contra lo que no se puede (al menos en el momento)… Al fin y al cabo, no es otra cosa más que aprender valentía para afrontar las situaciones adversas… tómalo como una vía de escape para los que sufrimos contigo…

Ser fuerte es reparar alegrías teniendo el corazón frustrado, callar la angustia cuando lo ideal sería gritar… Pero mañana, será otro día y seguro que lucirá el sol... sonreirás, espero que sí…


Abrazos grandes para ti Karli…

Raf…